martes, 19 de junio de 2007

Víctor Mazzi Trujillo

Por: Augusto García Cuadrado

Nació en 1925 en Apata es otro símbolo Apatino de la poesía que ocupa las cimas de la literatura peruana. Muy tempranamente dejó su pueblo para afincarse con sus padres en Chosica, risueño balneario de Capital que hoy continúa alimentando su existencia.

De su irrupción en el mundo de las letras habla Ursula Cavero: "Corría el año 40. De pie sobre un andamio, mientras ponía un ladrillo sobre otro, Víctor Mazzi empezó a pensar en las posibilidades de escribir. Hasta entonces, él sólo había compuesto huaynos y valses -pero en ellos dice- yo no lograba expresar lo que realmente sentía. Pensé que esas expresiones con contadas excepciones eran efímeras, pasajeras. Yo deseaba hacer algo de mayor aliento: poesía". Y siguió soñando de pie sobre el andamio, en tanto que en su cuarto el alba lo encontraba desvelado. "Había comenzado a estudiar febrilmente -habla- Yo tenía solo tercer año de primaria. Me dediqué a hurgar , desordenada y vehementemente, en la historia , filosofía, sociología, literatura...Lentamente fui madurando para la poesía". Y surgió el poeta proletario que habría de asombrarnos con sus cantos de rebeldía.

Tiene una amplia trayectoria como poeta y coordinador literario, figurando entre sus numerosas producciones: "Reflejos de Carbón", "A lengua Viva" y " Poemas de Vencidad". Ha obtenido significativos premios conferidos por diversas instituciones y ha sido miembro cofundador de distintas agrupaciones culturales, como Grupo Intelectual "Primero de Mayo" y el Instituto Cultural de Chosica.

"La obra de Victor Mazzi -anota Ricardo González Vigil- se afianza como la más nítida expresión de la poesía proletaria peruana, con la publicación de "Memorial de un tiempo a otro", poemario en el cual se intensifica su posición clasista labrando con fervor y lucidez un arte poético con gran coherencia".

Aqui uno de sus poemas:

Si no hubiera señales
las inventaría
para decir lo que es
un pueblo
la vida
el mundo.

Cogería el sonido de una hoja en el otoño
de unos tiestos crepitantes
o de un pájaro pequeño.

Quizá dibujara signos en un árbol
o en una piedra
para hablar de los míos.

Así diría
estoy presente
y soy testimonio de un tiempo
con el cuchillo entre los dientes.