martes, 19 de junio de 2007

Armando Castilla Martínez

Por: Augusto García Cuadrado

Educador escritor y poeta. Nació en Apata e 24 de diciembre de 1923 y fueron sus padres don Lizardo Castilla y doña Angélica Martínez Ponce. El colegio de San José de Jauja lo registró entre sus alumnos mas destacados, en tanto que realizó estudios superiores en las Facultades de Letras y Pedagogía en las Universidades de Trujillo y San Marcos de Lima, optando el Título de Profesor de Educación Secundaria, al que más tarde sumó sus estudios en áreas especializadas como Tutoría y Teatro Escolar, habiendo sido primer actor de teatro en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, cuyo Insituto Linguístico le contó tambien entre sus asistentes.

Su actividad en la educación y en la administración ligada a ella y a su aporte a la bibliografía pedagógica, han sido igualmente prolíficos. Pero es su calidad de poeta la que debemos destacar en esta oportunidad y en tal afán viene en nuestro auxilio la palabra autorizada de Apolinario Mayta Inga, joven crítico literario, para quien Armando Castilla es "el poeta de los rítmos precisos y de metáforas delicadas".

Para Ruperto Macha, "traduce al hombre saturado de melancolía ancestral que amalgamando vísceras y árboles desde su lírica en pena no pierde el afán de poblar alguna vez sus desiertos e incendios amorosos".

Otras voces descollantes se han alzado para ponderar la obra de Armando Castilla.

Gustavo Valcarcel, escritor, poeta y dramaturgo dice en Carta sin pretensión de Prólogo: "He leído y reeleído (tu Canto a los Pájaros Fruteros) y no puedo mas que enviarte un cúmulo de abrazos con mis letras. Estás andando tras lo que más queremos: una literatura enraízada en nuestra realidad, cuya altura y decoro van parejos en el contenido y en forma. Tu andar, con paso y actitud segura, a lo largo del CANTO que me has enviado, constituye una garantía poética para tu voz, cristalizada ya en el dolor de nuestro pueblo". De poeta a poeta te abrazo estrechamente, como a un hermano nacido de golpe al provenir".

La obra poética del vate apatino es copiosa. Testimonio de la misma constituyen sus poemarios: "Oscura Lágrima", y "Piedra de Muerte Múltiple" (1958), "Poemas de Amor y de Ternura" con prólogo de Alberto Escobar (1959), "Canto a los Pájaros Fruteros" (1962) y otros ampliamente difundidos que han merecido cálidos elogios en los círculos literarios.

De la inspiración que a su alma de poeta ha impreso su identificación profunda con la tierra natal habla el siguiente poema:


Canto a la Patria Pequeña

Cual un torrente de palomas frescas
fragante
universal
te besa mi corazón Patria pequeña
te besa en el hondón del alma
en plena boca de tierra
de pecho aromado de juncos y ramillas

En pie de amor
en parva de luceros
a manera de brioso corcel de finos cascos
se llega a tu ladera
a tu rincón florido
con su manto de muñas y trigo.

Con la impaciente premura de la sangre
del tuétano del alma en su más dulce y humana
herida
se me hace limo de amor esta locura
esta gleba de luz crecida a la distancia

Y aquí en mi flora
en la insólita geografía de mis entrañas
conversan las piedras de Tulunco
las tiernas y azules torcacitas
y hasta las tarukas
las ágiles y graciosas tarukitas
sorben la sangre de mis venas
de mi prosapia aldeana
sincerísima
libérrima
frontal
erguida en vegetal pujanza.

Yo me acerco a ti Patria pequeña
con este canto fácil que brota en mis querencias
con su grave y varonil quejido.

Yo me acerco a ti para acogerme
a tu sol nuevo
al auqui que vigila Tancachuco
a la sombra querida de la mamanchic Natividad de
las Cocharcas

Mi canto es brisa en los trigales
paloma blanca para tu chola de capulí y almíbar
dulce como el beso del viento en la alcaparra
como pisar la hierba bien descalzo
como abrevar la madrugada
en el limpio chorrito del misterio Inanya.

Mi canto es la caricia de Yanajá
su sueño de musgo y berro
espiga de agua de rural mañana
salvia olorosa.

Abreme tu corazón Patria pequeña
tu corazón de huayno
de fruta cargada de oro y mieles

Abreme tu corazón
dame tu mano
y que nazca este milagro que pugna entre dos pechos
este grito de amor que sueña con tu cielo.